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Resurrección-Pascua-Pentecostés-Seguimiento
2015
Confianza en la Providencia

 

Confiar en la Providencia

‹‹Bendice, bendice, oh alma mía, la mano de Dios que te conduce.

No sientas nada más que la confianza en una Providencia que conduce al bien, siempre que tú correspondas a esta voluntad suprema.

Y quizás comprendas más tarde el por qué de ciertos acontecimientos que no comprendes hoy››.

Palabras recogidas en el libro: La Oración de Mons. de Bresillac.


Acabamos de celebrar la fiesta de Pentecostés, culminación de la Pascua y Resurrección de Cristo: celebramos el inicio del compromiso de la Comunidad Cristiana con el anuncio del Jesús.

El Espíritu nos exhorta a salir y compartir el regalo que Dios Padre, en su hijo, nos ha dado: SU AMOR. Ese AMOR no es individual, no es sólo mío, es real en la medida que lo comparto con el "otro".

Pentecostés habla de una comunidad reunida que recibe el Espíritu. Comunidad en oración y con disposición para acoger la fuerza y la luz del Espíritu. Pentecostés me recuerda que no soy una isla. Voy definiendo lo que soy en la medida que estrecho relaciones, busco encuentros, voy compartiendo experiencias…

Pentecostés me "lanza" a salir, aún sabiendo que no siempre será fácil y perfecto.

Pentecostés me interpela a comprender que sin un “nosotros” no hay historia personal.

El Espíritu me anima a asumir esas limitaciones, con las que Dios me ama ,y, me empuja a llegar más lejos. Habrá que superar problemas, aprender a convivir con lo diferente como riqueza que nos complementa, a buscar lo que une y ayuda a superar divisiones…

Habrá que cultivar la esperanza, regalar lo que he recibido, y ante la pregunta ¿cómo?,

la respuesta: confiando en Él , en su Providencia.

El Espíritu es el aliento que me orienta, me acompaña, me enseña, me protege, me fortalece, me serena. Pero no es un Espíritu dócil, no se conforma con un "cumplimiento", sino con un compromiso de vida, ¿a qué estoy dispuesto?

Oremos

Ven, Espíritu de Dios sobre mí. Ayúdame a entregar lo que me ha sido regalado para la construcción del bien común, para la construcción del Reino de Dios. En especial a ese encuentro con mis hermanos más débiles, tus preferidos, que nunca me aparte de ellos.

SMA